En la base de la autodeterminación se encuentra una autoestima realista y positiva. Cómo no, en la elaboración del concepto de uno mismo, debemos contemplar nuestras fortalezas y debilidades. La presencia de la discapacidad intelectual forma parte, aunque no determina por completo, la imagen que uno tiene de sí mismo. El logro de un autoncepto y una autoestima saludable depende, en gran meddida, del modo en que los padres perciben y manejan el tema de la discapacidad en el contexto familiar. Se exponen algunas cuestiones que pueden servir a los padres para reflexionar sobre sus estilos educativos y sus percepciones sobre la discapacidad.
Sí se puede –y sí se debe- hablar de la discapacidad intelectual en casa
Como padre / madre…
¿? Le he
explicado a mi hijo aspectos relacionados con su discapacidad, de un modo que
pueda entender
¿? Me parece
importante que mi hijo conozca su discapacidad, en aquellos aspectos que
él/ella puede comprender
¿? Me siento
incómodo cuando mi hijo me pregunta algo relacionado con sus dificultades
¿? No quiero
que mi hijo sepa que tiene una discapacidad
¿? Pienso que
la discapacidad no es lo único que define a mi hijo (tiene otros rasgos de
personalidad propios, es algo más que su discapacidad)
¿? Sé que hay
cosas que mi hijo nunca podrá conseguir pero trato de centrarme en aquello que
sí puede lograr
¿? En casa se
habla con naturalidad sobre la discapacidad de mi hijo, sobre sus dificultades
¿? En casa,
la discapacidad intelectual de mi hijo es un tema tabú (intentamos no mencionar
términos como “retraso, discapacidad, síndrome”)
¿? Si mi hijo
me pregunta sobre su discapacidad o se siente diferente en alguna situación
(por ejemplo, mamá, ¿por qué me miran?, ¿por qué voy a este colegio?)
-Intento
esconder su diferencia, dándole una respuesta que le deje tranquilo (“porque
eres muy guapa”, “no te miran, hijo”).
-No
le respondo, evito el tema
-Le
hablo de su discapacidad o diferencias con las demás personas, resaltando que
todos somos diferentes
¿? Cuando
digo a otras personas que mi hijo tiene una discapacidad, me siento:
-avergonzado
-incómodo
-triste
-frustrado
-no
tengo ningún sentimiento destacable (como si hablara de cualquier otro hijo)
¿? Cuando los demás se enteran de que mi hijo tiene una
discapacidad, creo que se sienten:
- incómodos
- apenados
-compasivos
-extrañados
¿? Trato de hacer entender a mi hijo que su
discapacidad es un rasgo más de su persona y que, aunque “no se cura”, con
esfuerzo y apoyo puede lograr muchas cosas
¿? Me incomoda hablar de la discapacidad, ver
noticias relacionadas con ella, cuando mi hijo está presente
¿? No utilizo la discapacidad de mi hijo para
darle un trato de favor, respecto a -por ejemplo- sus hermanos
¿? Les he explicado a mis otros hijos, o
familiares, en qué consiste la discapacidad
¿? Dispongo de información fiable y adecuada
sobre aquello que le pasa a mi hijo. O, por el contrario, tengo muchas dudas
acerca del diagnóstico de mi hijo