miércoles, 27 de junio de 2012

Algunas ideas para convertir sueños en metas


Como ya vimos en un post anterior, uno de los elementos fundamentales de la autodeterminación es el establecimiento de metas realistas, acordes con los intereses y preferencias personales. Este proceso puede ser especialmente difícil para las personas con discapacidad que, con frecuencia, necesitan un apoyo explícito. ¿Qué pueden hacer los padres para ayudar a sus hijos a transformar sus fantasías en objetivos concretos y asequibles? Vamos a ver, a través de un ejemplo, algunas ideas prácticas
¿Cuáles son los objetivos de mi hijo? ¿Son irreales? ¿Por qué? ¿Qué me transmite mi hijo cuando me habla de sus sueños y fantasías? ¿Qué es lo que quiere conseguir / aprender / mejorar / cambiar en su vida?
El proceso que los padres pueden seguir ante todos estos interrogantes es el siguiente:
(1) Reflexionar por qué su hijo tiene un determinado sueño o meta, cuáles son las preferencias que se "esconden" detrás
(2)  Cómo puede ayudarle a transformar ese sueño en un objetivo concreto, realista, asequible, positivo, acorde a sus posibilidades y sus preferencias
(3) Determinar qué apoyos requiere su hijo para ganar control sobre sus deseos y metas futuras

EJEMPLO Mateo, de 16 años, repite continuamente que él de mayor quiere ser una estrella de rock

¿POR QUÉ TIENE ESTA META?

La madre de Mateo investiga, observa a su hijo y hablando con él,  le dice que quiere ser una súper estrella porque: se gana mucho dinero y podrá comprarse lo que quiera, actuará delante de mucha gente y conseguirá muchos amigos y novias.

¿CÓMO TRANSFORMARLO EN OBJETIVOS?

Después de conocer estas razones, Mateo con ayuda de su madre escribe estos tres objetivos: 
(1) Tener dinero para comprarme algún capricho
(2) Apuntarse el año que viene a alguna actividad de música o baile
(3) Aumentar sus salidas de ocio y el contacto con gente de su edad

¿CÓMO AYUDARLE A GANAR CONTROL?
La madre de Mateo decide que le apoyará en el logro de estos objetivos. Para ello da los siguientes pasos:
1º Acordar darle una paga. Enseñarle cómo puede ahorrar (en una cuenta en el banco, en una caja fuerte...). Planificar un "calendario" de ahorro y gastos.
2º Apuntarle a baile / Regalarle un karaoke / Apuntarle a canto / Buscar un grupo de música.
3º Informarse sobre los recursos de ocio en su comunidad y elegir un servicio o actividad que se ajuste a las preferencias de Mateo.

Aunque el “abanico” de posibilidades sea, seguramente, más reducido para las personas con discapacidad, todos podemos tener objetivos

lunes, 18 de junio de 2012

¿Soñar despiertos o plantearse metas?


Durante mucho tiempo, las personas con DI han vivido permanentemente sujetas a decisiones y “planificaciones” hechas por terceras personas, que, casi siempre, han querido lo mejor para ellas. Cada vez más, existe un acuerdo según el cual este colectivo tiene derecho a vivir según intereses personales y metas significativas propias, adecuadas a sus capacidades y circunstancias. Sin embargo, tradicionalmente han contado con escasas oportunidades para ello y no han recibido la formación ni el apoyo específico que necesitan para hacer realidad este derecho.

Como consecuencia, muchas personas con DI tienen dificultades para saber qué quieren, para tomar decisiones, para establecer metas realistas, para definir objetivos personales… Muchos padres y madres –también los profesionales- tienen, con frecuencia, la percepción de que la persona con discapacidad no tiene objetivos o bien éstos son inalcanzables y poco realistas… Fantasías y sueños, más que un plan de futuro asequible y “conectado” con el mundo (por ejemplo, querer ser presidente del gobierno, estrella de rock, tener muchos hijos, conducir camiones…).

En este camino de apoyar a la persona con DI es importante tener claras las diferencias entre los sueños y los objetivos:

Sueños
Metas
-Hablan de deseos
-Son ambiguos
-Son generales
-No se pueden medir
-Nos permiten fantasear, dependen de la imaginación
-Se espera a que ocurran
-Nos llevan a la acción
-Son específicas
-Son operativas
-Se pueden medir (evaluar)
-Hacen referencia a aspectos sobre los que tenemos control
-Se definen pasos para lograrlas

Fijarse objetivos es ya en sí mismo un desafío importante para la persona con DI, aunque no llegue a conseguirlos. Además, igual que para el resto de personas, tener metas aumenta la autoestima, aporta un propósito en la vida, ayuda a desarrollar habilidades variadas (toma de decisiones, autoconocimiento…), contribuye a tener una estructura en la vida diaria (a través de las responsabilidades, los horarios…) y estimula a la persona para sentirse confiada y eficaz. En definitiva, nos ayuda a transformar el control externo a control interno. Trabajar hacia objetivos personales es uno de los elementos fundamentales de la autodeterminación.

Éstas son algunas de las ideas que nos sirven para introducir el tema de los objetivos personales. Más adelante, veremos cómo pueden las familias trabajar este aspecto con sus hijos y, sobre todo, cómo pueden servirse y aprovechar los sueños de la persona con discapacidad para orientarlos hacia metas reales.  

lunes, 11 de junio de 2012

El difícil equilibrio entre riesgo y protección

En el post anterior enumeramos una serie de pautas sencillas que definen un estilo educativo favorable hacia  la autodeterminación.  Intentaremos concretar cada una de estas sugerencias en actitudes y comportamientos más concretos, fácilmente observables que guíen a los padres en el día a día. Concretamente, se plantean una serie de preguntas que puedan favorecer la reflexión por parte de las familias sobre sus estilos educativos y sobre el modo en que estimulan a sus hijos. Esta entrada la dedicamos al primero de los pasos hacia la autodeterminación: 

Lograr un equilibrio entre la necesaria protección y la suficiente independencia. Los padres deben "dejar ir" a sus hijos/as, ofreciéndoles un marco seguro y estable que les aporte confianza para explorar su propio mundo y correr riesgos calculados.

Como padre / madre, con mis actitudes y conductas, ¿estoy promoviendo la autonomía de mi hijo/a sin dejar de protegerle? 


Ø  ¿Establezco límites claros en la conducta de mi hijo?
Ø  Cuando le pido algo, ¿le explico las razones de modo que pueda entenderlas? ¿O tiendo a decir “porque lo digo yo”?
Ø  Las normas en casa, ¿son claras y sencillas? (Si mi hijo lo necesita, ¿utilizamos algún tipo de apoyo visual para que las comprenda? Como fotografías, fichas, pictogramas…)
Ø  ¿Transmito a mi hijo la idea de que sus actos tienen consecuencias?
Ø  ¿Refuerzo las conductas positivas de mi hijo? ¿Le felicito cuando hace algo bien? ¿Le hablo de sus cualidades? ¿Me muestro ante él orgulloso de sus logros?
Ø  ¿Respeto cierto grado de intimidad en la vida de mi hijo?
Ø  ¿Le dejo que cierre la puerta de su cuarto si quiere estar solo?
Ø  ¿Entro en su cuarto mientras se está vistiendo, preparando…?
Ø  ¿Le pido permiso antes de tocar sus objetos personales?
Ø  Si mi hijo no quiere contarme algo, ¿respeto su silencio?
Ø  ¿Dejo que mi hijo tome sus propias decisiones, en la medida de sus posibilidades y capacidades? (Por ejemplo, ¿dejo que decida cómo pasar su tiempo libre?)
Ø  ¿Tengo dudas sobre el grado de independencia que puede alcanzar mi hijo? (En áreas concretas como, por ejemplo, su vida sexual…)
Ø  ¿Dejo que mi hijo solucione sus problemas cuando creo que es capaz de hacerlo?
Ø  ¿Considero importante que mi hijo aprenda a partir de sus propios errores?
Ø  ¿Tiendo a sustituir a mi hijo cuando veo que está haciendo mal una tarea, o cuando tarda mucho tiempo? (Por ejemplo, si veo que está doblando mal su ropa, lo hago yo)
Ø  ¿Le doy a mi hijo una autonomía progresiva a medida que se va haciendo mayor?
Ø  ¿Intento involucrar a mi hijo en actividades adecuadas a su edad? O, por el contrario, ¿tiendo a tratarle como a un niño o persona de menor edad?
Ø  ¿Intento que mi hijo asuma pequeños riesgos, aunque dentro de unos límites? (Por ejemplo, le dejo que vaya a comprar solo cerca de casa)
Ø  ¿Me da miedo que mi hijo haga cosas solo aunque él me las pida? (Por ejemplo, ir solo al autobús)
Ø  ¿Me consta que mi hijo es más autónomo fuera de casa? (En el colegio, en el trabajo…)
Ø  ¿Confío en las capacidades de mi hijo y en su aprendizaje continuo?

lunes, 4 de junio de 2012

10 pasos hacia la autodeterminación



Es difícil establecer un listado de pautas que, a modo de receta, sirvan a los padres para apoyar a sus hijos con discapacidad para que sean autodeterminados. Promover este tipo de hábitos es un proceso complejo y largo que varía según las características de la persona con discapacidad, las rutinas y dinámicas familiares, las cualidades del entorno, la personalidad de los padres, sus propias habilidades de autodeterminación, etc.  Sin embargo, hay ciertas orientaciones que pueden servir a todas las familias, a modo de guía general. Es el caso de los siguientes 10 pasos, de Davis y Wehmeyer, para mantener un estilo educativo que promueva la autodeterminación: 
  1. Lograr un equilibrio entre la necesaria protección y la suficiente independencia. Ofrecer un entorno seguro y estable que permita explorar y asumir riesgos calculados. El niño con discapacidad, como todos los demás, necesita cometer errores y aprender de sus fracasos. 
  2. Dar a entender a sus hijos que lo que dicen y hacen es importante. Animarles a hacer preguntas, expresar su opinión, mostrar enfado...
  3. Es esencial que la persona con DI se sienta partícipe de las actividades y decisiones familiares. Modelar la autoestima de su hijo requiere pasar tiempo juntos, implicarles en las conversaciones, estar atento a sus preferencias...
  4. Afrontar las preguntas de sus hijos acerca de su discapacidad. Promover sus cualidades, sean cuales sean, y ayudarle a aceptar aquellas limitaciones inevitables con naturalidad y sentido positivo. Tener en cuenta que todos tenemos fortalezas (aunque a veces no las hayamos descubierto). 
  5. Valorar las metas y objetivos de su hijo y no centrarse únicamente en el rendimiento o resultado. Facilitar procesos de autorregulación (ayudar al niño para que guíe su propio aprendizaje). 
  6. Favorecer la interacción de la persona con DI con otras personas, de diferentes edades y discapacidades. Aprovechar situaciones cotidianas para ello (por ejemplo, al comprar en una tienda, en el parque...)
  7. Mantener expectativas realistas y positivas. No forzar actividades que sólo lleven a la frustración. Participar en las experiencias educativas de sus hijos y tener en cuenta que no todos los progresos tienen por qué tener lugar en la escuela o centro educativo. 
  8. Planificar oportunidades para hacer elecciones. Cualquier ocasión es buena para practicar esto (al hacer la compra, la hora de la comida, en los juegos...). Asegurarse de que su elección es respetada. 
  9. Proporcionar oportunidades a sus hijos para que asuman la responsabilidad de sus acciones, éxitos o fracasos. Establecer límites claros en la conducta de sus hijos.
  10. Transmitir la idea de que todos, niños y adultos, personas con y sin discapacidad cometemos errores. Hacer comprender a sus hijos que siempre es posible buscar metas y tareas asequibles a las posibilidades de cada uno
Estas pautas ofrecen una serie de ideas generales que pueden servir a los padres para reflexionar acerca de sus estilos educativos y acerca del grado en que favorecen en su hijo la autonomía, la autorregulación, toma de decisiones, etc. Poco a poco, iremos concretando cada una de estas indicaciones para facilitar su puesta en práctica en la vida diaria.