Dick Fosbury
Hasta 1968, los deportistas de salto de
altura, realizaban el salto hacia adelante, lo que les obligaba a encoger las
piernas al máximo posible para no dar con el listón. Esta era la técnica, esta
era la rutina, la tradición, y todos los atletas y aficionados la aceptaban
como tal. Siempre se había hecho así.
En los Juegos Olímpicos de México, en
1968, un joven deportista llamado Dick Fosbury, sorprendió a colegas y
espectadores saltando de espaldas. De esta manera, después de tomar carrerilla
y justo antes de saltar, se dio la vuelta y superó el listón. Muchos pensaron
que era un loco, otros lo tacharon de raro, y la mayoría lo observó con recelo:
¿por qué no hacía las cosas como los demás? ¿Por qué no utilizaba el
procedimiento habitual, aquel que todos conocían y que, hasta el momento,
parecía el adecuado?
Aquella vez, Dick no sólo ganó el oro
sino que batió el record mundial, con esta nueva técnica. Hoy en día todos los
saltadores de altura emplean el salto de Fosbury, estando demostrada con creces
su eficacia.
Dice Dick: La
popularidad actual de mi estilo es un premio maravilloso a cuanto tuve que
aguantar al principio. El salto de espaldas ya lo practicaba en el instituto y
todos se reían
de mí, considerándome un chiflado y
algunos como un snob por saltarme las normas conocidas. Hasta que gané
México 1968 pasando a la categoría de héroe…
Dedicado a todos los del “siempre se ha hecho así”
porque, tristemente, abundan y suponen un obstáculo más en la defensa de la
inclusión y los derechos de las personas con discapacidad. Para ellos, que
representan el miedo, la sinrazón, la pereza, el recelo, la comodidad, el
desinterés y la falta de empatía. Porque si algo está siendo complicado es la
transformación profunda de la mirada hacia las personas con discapacidad (más
allá de los avances concretos relacionados con la técnica, con el
conocimiento). Y los “siempresehahechoasí” se empeñan en instalarse en la
dependencia, el control y el paternalismo.
También dedicado a los rebeldes que no se conforman.
Que luchan, por el motivo que sea y de formas muy diferentes, acompañando a las
personas con discapacidad. A quienes tienen que escuchar continuamente
opiniones, comentarios y debates que no respetan los derechos de las personas
que quieren. Y que, a pesar de la soledad, la frustración y la desesperanza momentáneos,
están convencidos de aquello que defienden. Porque sabemos que en nombre del “siempresehahechoasí”
han sido muchas las injusticias cometidas.
A todos los que ven en la Locura de Fosbury una metáfora de sus vidas. Y a los que todavía no se atreven a darse la vuelta para saltar… para que pronto se decidan y logremos, todos juntos, avanzar.
A todos los que ven en la Locura de Fosbury una metáfora de sus vidas. Y a los que todavía no se atreven a darse la vuelta para saltar… para que pronto se decidan y logremos, todos juntos, avanzar.