lunes, 30 de marzo de 2015

"With an eye to the past": un poco de historia

With an Eye to the Past es una iniciativa del gobierno de Minnesota que tiene como objetivo resumir y mostrar los mayores logros conseguidos durante las últimas décadas en la atención a las personas con discapacidad intelectual y sus familias. Parte de esta iniciativa se basa en recoger y analizar documentación histórica que da cuenta de los tiempos pasados y de todos los grandes cambios que han tenido lugar. Entre toda esta información, se encuentran varios documentos, informes, cartas, etc. pertenecientes a diversas instituciones de internamiento de personas con discapacidades varias. Concretamente, traduzco (de manera aproximada) en este post dos documentos de la Escuela de Minnesota para Débiles Mentales, en la ciudad de Faribault

Carta para visitantes, de la Escuela de Minnesota para débiles mentales, 1888

A los visitantes
La dirección de la escuela extiende una cordial invitación al público para visitar la escuela y conocer su trabajo a fondo. Para contribuir a dichas visitas, se proporcionará un acompañante que explique todos los detalles. 
Los visitantes deberán seguir las siguientes sugerencias: 
1. No hable de las peculiaridades de los niños delante de ellos y no pregunte por sus NOMBRES, a menos que sean ellos quien se lo digan. Imagine que es su hijo y que otras personas están constantemente tratando de conocer su nombre y características. 
2. No pregunte ni pida ver los “peores casos”, a menos que sea usted médico, oficial del estado o colabore con causas benéficas. 
3. No deambule por el edificio para “ver a los niños”, cuando estén solos en la sala de recepción, ya que esto a menudo distrae la atención o pone nerviosos a los niños, además de que aumenta innecesariamente el trabajo y la molestia de los profesores. 
A padres y amigos  
1. Los padres o los amigos que visiten los alumnos deberán programar el transporte entre la estación y la escuela así como su alojamiento durante la estancia en la ciudad. 
2. Se ofrecerá a los padres y amigos de los niños  comida para los almuerzos, durante las visitas. Sin embargo, las visitas prolongadas, de más de un día, no se aconsejan ya que no son, por regla general, beneficiosas para los niños. 
3. Todos los objetos que las familias traigan serán supervisados por el director que aprobará si se les entregan o no a los niños. Las visitas se realizarán en la sala de recepción, nunca en la sala de juegos ni delante de otros niños.

Instrucciones para la correspondencia, 1892, de la Escuela de Minnesota para débiles mentales

1. Notifique siempre esta oficina cualquier cambio de dirección. 
2. Cuando escriba a esta oficia, índice siempre NOMBRE COMPLETO y DIRECCIÓN. 
3. Cuando escriba a uno de los niños, por favor, especifique el NOMBRE DE LA PERSONA A QUIEN LO DIRIGE y el nombre de quien lo escribe. Casi cada día recibimos cartas destinadas a “mi querido hijo”, “querida hermana”, etc. y firmadas como “tu querida madre”, “tu hermano”, etc. Es fácil comprender la dificultad que encontramos para saber a quién se dirigen dichas cartas, especialmente si la marca del matasellos es borrosa.
4. Aquellas cuestiones referidas a los niños o a asuntos económicos deberán ser comunicadas al director. No pida a los profesores ni a otras personas que escriban acerca de los niños. Todos los maestros y empleados cuentan con trabajo que atender, y solicitar tareas extras es fomentar el abandono de su deber, o el sacrificio de una parte de su tiempo libre, que por el bien de las demandas debería ser aprovechado. 
5. Preparar siempre paquetes de ropa y otros artículos para los niños y tener en cuenta la regla tres en lo relativo al nombre y la dirección.
Atentamente,
AC Rogers, director


Es de vital importancia conocer la historia de todos aquellos que pasaron por allí, sobre todo para mejorar la de las presentes y futuras generaciones que afortunadamente nunca tendrán que conocerlo.


Página web del proyecto http://www.mn.gov/mnddc/past/index.html

Índice de documentos de instituciones de Faribault http://mn.gov/mnddc/past/pdf/pdf-index_st-inst-by-inst-faribault.html

lunes, 23 de marzo de 2015

"Todo lo que yo escribo es verdad"

A propósito del día Mundial del Síndrome de Down
21/03/2015

Hace unos años, mi tía sentenciaba:
Un diario es un diario
con muena letra
llo dejo a quien quiero 
hermana o sobrinos. 
Todo lo que llo escriba 
es berda
Ojalá también todo lo que yo escribo (y quiero),  para mi tía y otros como ella,  sea verdad (realidad) algún día. 


FOTOGRAFÍA: SALVADOR ARELLANO

jueves, 5 de marzo de 2015

A vueltas con los "subnormales"

Aunque ya se ha discutido ampliamente y se ha explicado con claridad por parte de profesionales y familias, no me resisto a comentar el tema…
Yo también he trabajado en un centro de educación especial. Pero no recuerdo ningún subnormal. Recuerdo a Dani, Maitane, Paolo, Marta, Laurita, Mikel, Aitziber, Cristina… 
Dani, por ejemplo, era muy gracioso. Yo acababa de llegar cuando un día vino un señor preguntando por Juan de Dios, y le dije que no estaba, que no lo conocía. El señor insistió hasta que de repente pasó Dani por el pasillo y dijo “¡¡Papá!!”. Allí me enteré de que “Dani”, en realidad, se llamaba Juan de Dios. La cosa es que su nombre no le gustaba nada y había decidido que todos le llamáramos Dani. 
Maitane, otro ejemplo, era tranquila, reflexiva, siempre sonreía. Hablaba despacito, mirándote a la cara y con mucha dulzura. Solo movía la cabeza pero era, de lejos, la alumna más independiente de todos. Era presumida y coqueta. Tenía los ojos verdes y un pelo rizado, muy fino, que se recogía en una coleta alta. Siempre le decía que parecía una fuente y ella me respondía que lo que pasaba era que tenía envidia! (Sabía que siempre he querido tener el pelo rizado y le daba mucho gusto recordármelo con malicia…) 
También tengo una tía con síndrome de Down. Pero tampoco la veo subnormal. No creo que lo sea. Es gruñona, bailona, graciosa, quejica, cabezona, golosa. Es divertida, a veces mandona, caprichosa, cariñosa, charlatana. También es bajita, lleva gafas, no le gusta que le corten las uñas, le dan dentera las gomas de pelo, le gusta el azul, siempre lleva un bolso de cuero (no se lo quita ni para comer), le encanta el café (y más si es en una cafetería y con un bollo). También le gusta ir a la tómbola aunque a veces se enfada si no le toca lo que quiere. Le encanta la música (Ojalá que llueva café en el campo de Juan Luis Guerra, Qué bonito de Rosario…). 
Hace poco conocí a Gloria. Y no me dijo “Hola, soy Gloria, soy subnormal, encantada”. En cambio, sí me dijo cuántos años tenía, a qué colegio iba, qué era lo que más le gustaba, lo que menos, cómo se llamaba su mejor amiga, y lo buena que era en atletismo. Y yo, ahora pensando en ella, no recuerdo a “una subnormal”. Recuerdo a Gloria, una adolescente de 16 años, muy tímida, que se escondía detrás de su madre mientras me hablaba.
Todavía muchos, cuando se cruzan con Dani, Maitane, Gloria o con mi tía solo ven “subnormales”. Y no, no es cuestión únicamente de lenguaje (que también). Es cuestión de que etiquetas tan poderosas como esta eclipsan el resto de la realidad. Y así, es muy difícil avanzar. 

Que se lo pregunten a ellos. 

Imagen de la campana SPREAD THE WORD