Los profesionales del mundo socio-educativo tendemos
a organizarlo todo en torno a programas. Transformamos aquello que queremos
enseñar en Objetivos, Contenidos, Metodología, Evaluación… Y, con frecuencia,
nos acabamos perdiendo en la construcción e implementación de estos programas
olvidándonos de los objetivos originales, y de la persona a quién nos estamos
dirigiendo. Así, muchas veces se actúa como los malos profesores que se limitan
a “dar” tema por tema, con el único propósito de ir tachándolos de la lista. Por
otra parte, por cuestiones prácticas, se plantean criterios para decidir quién
puede / debe recibir un servicio o programa. La persona que no se ajuste a esos
criterios, se queda fuera del programa, como si ciertos aprendizajes fueran
prescindibles. Nos preocupan los tiempos, los plazos, los recursos, las
evaluaciones… y nos olvidamos del sentido.
Muchas veces, la autodeterminación aparece asociada
a estos programas (o currícula) específicos, centrados en enseñar a la persona
ciertas habilidades (cómo elegir, cómo defender su opinión, cómo buscar información,
cómo llevar una vida independiente, etc.). Da la sensación, entonces, de que la
autodeterminación es un contenido que se “imparte”, se “proporciona”, como un
medicamento con receta. Mi hijo/a hace autodeterminación una hora a la semana.
El viernes me toca autogestión con mis alumnos/as. Esta enseñanza, si no se
revisa, se vuelve con el tiempo rígida, mecanizada, impersonal; cuando acaba la
hora de formación, la persona se olvida hasta el próximo día… No nos
preocupamos por la transferencia y nos conformamos con que “dentro del aula,
durante la hora de autogestión, la persona se muestre autodeterminada”. Fuera de
ese contexto, ya no es nuestro problema.
Pero no. Los programas pueden apoyar a la persona y dar oportunidades para el aprendizaje, pero no SON autodeterminación, en pequeñas dosis. De
momento, no existe esa pastilla que haga a las personas (más) autodeterminadas.
Y, por muchas programaciones (y de calidad) que realicemos, tampoco existe receta.
Y si alguien la conoce, por favor, me lo diga…
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