Es cierto que hemos avanzado mucho. Es
cierto que, durante los últimos años, el movimiento de la discapacidad ha llevado
a cabo casi una revolución (hemos ganado en derechos, la inclusión es el
paradigma educativo actual deseado, aumenta la participación en todos los
niveles, se modifica el lenguaje, se promueve la filosofía People First, la autodeterminación se ha convertido en meta
principal, etc.). Determinados prejuicios, que podemos llamar clásicos, han
disminuido considerablemente gracias a todos estos avances sociales. Por
ejemplo, pocos apoyan hoy en día –en nuestro contexto- la institucionalización
de por vida, la esterilización forzosa, la dependencia absoluta de terceros, la
infantilización en hábitos y actividades, etc. Sin embargo, ya hemos hablado en otras
ocasiones de los “prejuicios escondidos”,
ciertas actitudes negativas que, aunque más sutiles, suponen barreras importantes
en la vida de las personas con discapacidad intelectual y de sus familias. Serían
algo así como los prejuicios modernos.
Es importante trabajar con las familia
para que sean capaces de identificar algunos de estos prejuicios que, incluso,
pueden estar presentes en su contexto más cercano (alguno de ellos quizá
refleje creencias propias). El hecho de que ya nadie insulte, margine
explícitamente o maltrate a sus hijos con discapacidad no quiere decir que haya
desaparecido la exclusión. Son varios los componentes principales de
estos prejuicios modernos. Sería adecuado trabajar con las familias acerca de
en qué medida reconocen las siguientes situaciones en sus vidas. Son contenidos
que también tienen que ver con el tema de los derechos, ya tratado en otro post. Se trata de capacitar (empoderar) a las familias para que sean conscientes y sigan defendiendo aquello que vale la pena.
Con frecuencia, otras personas me dicen
que no existe discriminación hacia las personas con discapacidad…
- En realidad, las personas con discapacidad ya no son víctimas de discriminación.
- Yo no veo que se les trate peor que a las personas sin discapacidad
- Con todo lo que se les hacía antes, ahora están de lujo...
- Ya son otros tiempos, ahora no pasan las cosas de antes. En mi pueblo había un chaval que no salía nunca de casa... Lo tenían escondido. Eso sí que era duro
- Muchas veces son las propias actitudes de las familias las que hacen difícil que tratemos igual a las personas con discapacidad
Muchas personas opinan que, en el
colectivo de la discapacidad, nos estamos volviendo muy “exigentes”
- Qué pesados son los de la discapacidad con eso de la “lucha por sus derechos”…
- Me siento incómodo/a cuando viene XXX, todo el día hablando de lo mismo. ¿Y Yo qué culpa tengo de que su hijo sea así?
- Yo creo que su situación ya es buena tal como está. ¿Para qué quieren más?
- Mira, hay mucha gente que lo está pasando mal y no reclaman tanto
- Las cosas son como son, si no se puede, no se puede. No pidas más de lo que te podemos dar (en un colegio, en una comunidad, en una organización…)
En ocasiones, percibo resentimiento de
otros grupos hacia el supuesto trato de favor hacia las personas con discapacidad
- Hay otras necesidades más urgentes que no estamos atendiendo.
- Al fin y al cabo, las personas con discapacidad son una minoría.
- Ahora parece que todos les debemos algo a las personas con discapacidad… Pero ¿y los demás? También tenemos necesidades y nadie nos escucha
- No es que no sea importante, pero con la que está cayendo, hay necesidades más prioritarias
- No es justo que las personas con discapacidad reciban cierto apoyo especial que los demás no tenemos (por ejemplo, para encontrar un puesto de trabajo)
Son muchos quienes opinan que mi hijo no
necesita / merece / requiere / aspira / anhela las mismas cosas que los demás
para ser feliz
- Si total, es feliz con poca cosa
- Pues antes se quedaban en casa, con sus familias, y tampoco hacían tanto drama
- ¿Qué le vas a hacer? Si te ha tocado, te ha tocado… Hay que apechugar y no pretender que tu hijo sea lo que no es
- La verdad es que, al final, son un regalo del cielo. Tendrías que estar agradecido/a
- Vas a tener un hijo pequeño para toda la vida, eso en el fondo es maravilloso
- Menos mal que se conforman con poco para ser felices
- Si está tan contento, en casa, con sus cosas, le gusta estar solo, ¿para qué pedir más?
Para leer más sobre
este tipo de prejuicios:
Akrami,
N., Ekehammar, B., Claesson, M., y Sonnander, K. (2006). Classical and modern prejudice:
attitudes toward people with intellectual disabilities. Research in Developmental Disabilities 27, 605-617.
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