lunes, 28 de julio de 2014

Gafas de colores

Los padres y madres, desde muy pronto, se dan cuenta de que las tareas asociadas al cuidado y educación de los hijos son más complejas de lo que parecían en un principio…
¿Seré demasiado protectora? ¿Estaré pasando el tiempo suficiente con mi hijo? ¿Debería ser más exigente? ¿Cómo puedo corregir ciertos comportamientos de mi hijo, siendo justo? ¿Deben seguir todos mis hijos las mismas normas? ¿Cómo puedo dejarle ser independiente, a la vez que lo protejo de los peligros de este mundo? ¿Cuánta libertad tengo que dar a mi hijo? ¿Cómo vencer mis propios miedos para favorecer la autoestima y seguridad de mi hijo en sí mismo?
Todos estos interrogantes aparecen continuamente en la vida de las familias y adquieren matices especiales en el caso de tener un hijo con discapacidad intelectual. Probablemente, además, se sumen muchas otras dudas e inquietudes, y aumenten los miedos o inseguridades (si nadie nos enseña a ser padres, menos a ser padres de un hijo con características diferentes…). Por eso, para ayudar a los padres a reflexionar sobre sus propios estilos educativos y a enfrentar sus miedos y preocupaciones, se propone la siguiente dinámica… 

Las gafas de colores  


Materiales
(1) Tarjetas con casos o situaciones habituales en la vida de las familias que tengan que ver con la persona con discapacidad, su afán de independencia, retos diarios, etc. Se colocan todas las tarjetas en una caja. Posibles casos (por ejemplo, aplicados a la adolescencia o transición a la vida adulta):
  • Tienes 30 años. Trabajas en un centro especial de empleo y acudes los sábados a un club de ocio. En ambos sitios coincides con una compañera con la que, desde hace unos meses, has comenzado a salir. Quieres decirle a tus padres que tienes novia, y que quieres irte de vacaciones una semana con ella a la playa. Sabes que para eso, te tienen que ayudar (a buscar hotel, comprar los billetes…). Hoy es el día y vas a comentarles a tus padres tus intenciones.
  • Con 16 años, las únicas salidas que haces fuera de casa, durante los fines de semana, son con tus padres. Tu hermano, que tiene dos años menos, sale con sus amigos: va a la piscina, al cine, a los partidos de fútbol… Cada vez te gusta menos salir con tus padres. Todos los sábados acaban en discusión porque no quieres ir con ellos, y ellos no quieren dejarte en casa solo. Le haces preguntas a tus padres sobre por qué no tienes amigos, por qué no puedes salir solo, por qué no puedes ir con tu hermano, por qué si él es más pequeño hace cosas que tú no puedes...
  • Vas a empezar un curso de formación profesional sobre carpintería el curso que viene. Tanto las personas que te han apoyado en tu vida escolar como tú, estáis seguros de que puedes afrontar este nuevo reto. Estudiarás con alumnos sin discapacidad y eso es lo que más miedo te da. Hablas con tus padres sobre tus miedos, queda un mes para empezar y ya no estás tan seguro de que sea una buena idea (¿cómo me tratarán? ¿me haré amigos? ¿podré ir a su ritmo? ¿Los profesores serán buenos conmigo?).
  • Tienes 25 años y eres coqueta, presumida, independiente. Te gusta la ropa, el maquillaje, ir a la peluquería… Hasta hace poco tiempo eran tus padres quienes tomaban todas las decisiones por ti (relacionadas con cómo vestir, cómo llevar el pelo…) pero, cada vez más, quieres tener tu propio estilo. Este verano tienes una boda y quieres llevar un vestido largo y zapatos de tacón. Crees que esto a tus padres les va a sorprender porque nunca te han visto así (te siguen viendo como una niña, su niña…) pero quieres que te ayuden a escoger. Hoy les vas a pedir que te ayuden a ir de compras y les explicas tu idea. 
(2) Gafas de colores. Cada color está asociado a un estilo educativo  o actitud. Posibles actitudes (estaría bien añadir una breve descripción al lado de cada actitud que defina el comportamiento que se espera de este “papel”)
  • El desconfiado
  • El negativo
  • El superpositivo
  • El ingenuo
  • El despreocupado
  • El miedoso
  • El inseguro
  • El confiado
  • El exigente
  • El superprotector
  • El controlador


Procedimiento
El profesional (o alguno de los participantes) representa el papel del hijo con discapacidad. Coge una tarjeta, lee el caso, y sigue las pautas. El resto de padres coge al azar unas gafas y se las pone. Se trata de interactuar con su hijo “ficticio”, desde su papel. Según el color de las gafas es importante que la persona se ajuste a la actitud que le haya tocado (todas las preguntas, reacciones, consejos, explicaciones… las tendrá que realizar exagerando su postura…).

Objetivos

  • Reflexionar sobre los estilos educativos propios
  • Afrontar miedos relacionados con situaciones de la vida diaria, o situaciones propias de la adolescencia o transición a la vida adulta
  • Desarrollar la empatía con su hijo con discapacidad
  • Entrenar diferentes habilidades y capacidades para afrontar retos relacionados con el cuidado y educación de sus hijos (asertividad, capacidad de escucha…)

Para la reflexión
  • ¿Te reconoces en algún estilo? ¿En qué momento te has sentido más identificado?
  • ¿Cuándo crees que es conveniente cada estilo? (¿cuándo debemos ser desconfiados, precavidos, exigentes…?) 
  • ¿Cómo te has sentido al interpretar un papel que nada tiene que ver con tu realidad? 
  • Si has hecho el papel de hijo, ¿cómo te has sentido al enfrentarte a las diferentes posturas? ¿Crees que tu hijo, en alguna ocasión, se ha sentido así contigo?
  • ¿Qué diferencias existen entre los estilos educativos de la familias? (entre padre y madre, abuelos…) 



2 comentarios:

  1. Araceli...leyendo esto, las diferentes situaciones a las que se puede enfrentar, o estar viviendo en lo cotidiano, un adolescente...la veo a mi nieta Valentina...pero ella no puede expresarlo con palabras...no puede expresarlo de una manera que los demás lo entiendan. Hoy con sus 19 años, veo que quiere elegir su ropa, quiere que le corte el pelo cuando viene a casa (cosa que hago...), que le pinte las uñas...que le dé mis maquillajes y le enseño a pintarse suavemente los ojos y los labios...cosas de adolescentes....y quiere, aunque no lo dice, no sabe como, hacer las cosas que hacen los otros chicos....y no sigo...porque las lágrimas inundan el teclado. Perdonen, pero este blog me lleva a escribir lo que siento....

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  2. Hola Beatriz,
    claro que Valentina quiere todo eso (porque está en edad, porque ve que lo hacen sus compañeros, otros jóvenes...). No hay nada malo en ello. Tampoco hace falta que haga todo igual que el resto de personas de su edad, hay que buscar maneras de adecuar a sus capacidades y situación cada actividad o deseo.
    Sigue pasándote por el blog :-)

    araceli

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