viernes, 21 de marzo de 2014

#PedazosDeVidas

Un recorrido al lado del síndrome de Down


JOSUÉ
Josué nació hace año y medio. Desde entonces, su madre, Verónica, acude con él martes y viernes al centro de estimulación temprana. Verónica nunca antes había tratado con un niño con síndrome de Down. Al menos, no lo recuerda. Reconoce que se llevó un buen susto cuando se lo dijeron y que comenzó a ir a unos grupos para madres, grupos de duelo los llamaban. Pero que, enseguida, decidió que no era para ella: No sentía esas cosas que decían, no me parecía tan grave. Así que dejó de ir. El resto de madres pensaron que era una inconsciente. 

CRISTINA
Cristina tiene 4 años. En su casa le llaman "la batidora" porque le encanta bailar, y cada vez que oye música mueve las caderas de un lado a otro, para adelante, para atrás... Son pequeños espasmos bailarines, descontrolados. Es simpática, habladora, observadora, curiosa. Sus padres saben que logrará grandes cosas. Nos han dicho muchas veces cuántas cosas no podrá hacer Cristina pero, cada día, ella se encarga de llevar la contraria al mundo.

RODRIGO
Rodrigo, de 9 años, va todos los días al colegio con su hermano mayor (Marcos, un adolescente de 16 años) y dos amigos suyos (también adolescentes). Cuando cruzan por un paso de cebra, Rodrigo se para, levanta la mano y ordena parar a los coches hasta que su hermano, y sus dos amigos, pasan por delante. A Marcos antes le hacía gracia. Ahora le da vergüenza. A veces hace como que no conoce a Rodrigo hasta que están en la otra acera.

ALMUDENA
Almudena siempre ha sido muy independiente. Con 27 años tiene objetivos claros en su vida: quiere vivir en casa con sus padres, tener su propio dinero, ir a clases de pintura… Su madre, María Jesús, piensa que es demasiado ambiciosa y que le iría mejor si le hiciera más caso. Desde pequeña Almudena va dos o tres veces al año a la peluquería de su barrio, pero no recuerda haberle explicado nunca a la peluquera cómo quiere que le corte. Un buen día, se buscó otro sitio, pidió cita, fue sola, y apareció en casa con el pelo rojo. A su madre casi le da un infarto. Suspira: Si es que no le teníamos que haber dado tantas alas

JORGE
Jorge tiene 34 años. Cada vez que vamos a una cafetería anota en su libreta cuánto se ha gastado cada uno. Cuando llega a casa, su padre suma las cantidades y Jorge escribe, bien grande, con boli rojo, el gasto total. Se toma muy en serio su labor y cuando alguien no sabe cuánto le ha costado el café, o se escapa sin decírselo, Jorge se queja: Así no, así no. La verdad es que es el contable más serio que he conocido nunca. 

SILVIA
Silvia siempre ha sido una mujer activa, alegre y habladora. Ahora está algo mayor (tiene 50 años). Como suele decir la gente: pero “ellos” viven menos así que Silvia, en realidad, es como si fuera una anciana, ¿no? Desde hace pocos meses, Silvia no quiere dormir sola en su cama. Dice que hay serpientes, serpientes grandes, que se enroscan en sus pies y en sus piernas y que no le dejan moverse.  Da igual que abras la cama, apartes todas las sábanas y le enseñes que no hay nada. ¿Ves? No hay serpientes, ¿cómo van a entrar? Están en el bosque, en el campo, en el desierto, pero aquí dentro de casa, no te preocupes, que no pueden entrar. Sobran las explicaciones. En cuanto apagas la luz, aparecen.

PEPE
Pepe, Pepito como le llaman, ya no habla. Tiene muchas arrugas aunque nadie cree que sea tan mayor (¿tendrá 50?). A veces, sin saber nadie por qué, se pone a llorar en silencio. Sentado comiendo en la mesa, viendo la tele, en el sillón, en el autobús, cuando estamos en la cafetería comiendo chocolate con churros... Grandes lágrimas salen sin parar, y van cayendo mojando sus manos, bien colocadas sobre las rodillas. Si te quedas un rato mirándolo, a su lado, no tardas en llorar también. 

Todos ellos tienen síndrome de Down. Todos ellos celebran hoy su día. Y también todos viven años de 365 días, como el tuyo y el mío, llenos de momentos como estos. Momentos que, de vez en cuando, tengo la suerte de compartir. 




21 de marzo de 2014
Día Mundial del Síndrome de Down 
Como siempre, a mi tía Roca
Y a sus hermanas, que le acompañan en casi todos sus pedazos de vida







1 comentario:

  1. Gracias Araceli por tu dedicatoria. Nora, Belén, Gabriela y Roca

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