Son muchos los motivos históricos,
sociales, personales, psicológicos… que están en el origen de la discriminación
y de la indiferencia hacia las personas con discapacidad. Cada uno de ellos requeriría
un análisis detenido, más allá de un breve post como este. Sin embargo, mencionaré
algunas razones que nos ayuden a entender la pregunta que da título a esta
entrada ¿Por qué no nos gustan las personas con
discapacidad?
1. La
sociedad actual valora a las personas, sobre todo, por su capacidad para rendir
y por su productividad. La clave del éxito parece residir en ser competente socialmente
y, ante todo, económicamente. No hay lugar, ni tiempo, ni espacios, para
personas que van más lentas, que requieren más apoyos o que no aportan "resultados" visibles.
2.
Por otra parte, nos movemos en un contexto que pone excesivo énfasis en la
apariencia, el cuerpo, la belleza física, la juventud… Estándares sociales como
estos son muy estresantes, más aún para personas que se salen de la
norma y que son consideradas “atípicas”.
3. Seguimos arrastrando ciertas creencias que históricamente han tenido mucho peso
y según las cuales asociamos la discapacidad a un mundo negativo, minoritario,
marginal, oscuro, triste…
4.
Como consecuencia, la persona con discapacidad sigue pareciéndonos alguien que
sufre permanentemente y que, además, lleva un gran tristeza a su alrededor. Por
otra parte, el efecto halo hace que generalicemos aspectos relacionados con la
discapacidad a otras cualidades y ámbitos (por ejemplo, pensar que una persona
que va en silla de ruedas, es una persona que tiene una discapacidad
intelectual…).
5. Además,
la falta de conocimiento, de información, el poco contacto con el mundo de la
discapacidad, la falta de empatía, y la exposición a situaciones novedosas,
provoca con frecuencia ansiedad y miedo. Miedo a no comprender a la persona con
discapacidad, a ofenderle, a que sea agresiva, a no saber cómo tratarla, etc.
Estas
razones, entre otras, explican por qué, todavía, muchas personas no están
preparadas emocionalmente para tratar y convivir con otros con discapacidad. Y, a
pesar de los avances, todavía queda mucho trabajo para decir adiós a actitudes
negativas como las mencionadas y abrir paso a la inclusión.
Autor: Sergio Grispello |
muy bien expresado Araceli...
ResponderEliminarGracias Ignacio.
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