martes, 18 de junio de 2013

Otra mirada sobre la autodeterminación


La autodeterminación ha sido analizada desde diferentes perspectivas teóricas y prácticas: la educación especial, las teorías del aprendizaje autodeterminado, la psicología positiva, etc. Todos estos puntos de vista nos ayudan a reflexionar sobre nuevas maneras de apoyar a las personas con discapacidad intelectual para tener una vida más plena.


La Teoría de la motivación humana explica la autodeterminación partiendo de una idea básica: el ser humano es un agente motivado internamente, que tiende –de manera natural- a actuar según intereses y valores propios, a controlar sus contextos y a plantearse metas personales. Según esta teoría, es necesario cubrir tres necesidades psicológicas para un desarrollo adecuado: (1) Sentido de competencia, (2) Autonomía y (3) Sentido de pertenencia. Igual que el resto, las personas con discapacidad intelectual necesitan satisfacer dichas necesidades y, con frecuencia, esto depende del apoyo que reciban por parte de sus entornos. Reflejo una lluvia de ideas sobre estos tres conceptos (aunque merecerían una reflexión mayor): 


(1)     Competencia


 Es el sentimiento de ser capaz de hacer frente a las demandas del día a día y superar los retos diarios. Enfrentar a la persona con discapacidad intelectual continuamente a tareas excesivamente difíciles, le conducirá a la frustración. Enfrentarla a tareas excesivamente fáciles, le aburrirá y limitará la mejora de sus capacidades. Como en casi todo, en el punto medio se encuentra la virtud. Esto es, tender a la excelencia, con los pies en el suelo.Como se suele decir, hacer lo deseable posible.




(2)     Autonomía

Con frecuencia, se define la autodeterminación como hacer que pasen cosas en tu vida (que no es lo mismo que control,  independencia física, egoísmo, ni que libertad absoluta). Todos necesitamos sentir que somos nosotros el punto de partida de nuestras metas y, en definitiva, que somos quienes marcamos el rumbo de nuestra vida (aunque, inevitablemente, haya sucesos que se escapen a nuestro control o incluso requiramos de grandes apoyos para ser autónomos). 




(3)     Pertenencia 

También todos necesitamos experimentar un sentido de conexión y cercanía con los demás –padres, iguales, profesores, comunidad…-. Este sentimiento aporta seguridad emocional, motiva a asumir riesgos y favorece la internalización de normal sociales. Las personas con discapacidad forman parte, igual que tú y que yo, de la sociedad. Y esta afirmación no admite peros. Dejar fuera al diferente nos convierte en sociedades falsas, segregadoras y empobrecidas. 


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