Imagina que decidís ir a un local
cerca de donde habéis cenado. Podéis ir andando y no tenéis que coger ni
autobús, ni taxi… Además, todos conocéis ese sitio y sabéis bien cómo volver a
casa desde allí. Imagina que, después de hablarlo, estáis todos de acuerdo en
este plan.
Camináis hasta la discoteca. Veis la
fila de personas en la taquilla y, por un momento, dudáis de que queden
entradas. Como ya habéis llegado hasta allí, decidís esperar pacientemente en
la cola. Cuando llega vuestro turno pedís 9 entradas.
Imagina que la persona de la
taquilla os dice que no puede venderos las entradas. ¿Se ha completado el
aforo? ¿Va a cerrar la discoteca? ¿Piensa que somos menores de edad? Imagina que todos, extrañados, le
preguntáis el motivo. ¿Qué significa que no podemos comprar nuestras entradas?
Imagina que la persona os dice que,
en estos casos (pone especial énfasis en estas palabras), deberíais haber
avisado. Es decir, os explica, que una semana antes de ir a este sitio,
deberíais haber llamado para avisar. ¿Avisar de qué?, preguntáis. ¿Avisar para
qué? La persona os responde que para poder prepararos una sala especial, en la
que estuvieseis solos.
¿Solos? ¿En una discoteca? ¿Por qué? Le explicáis que no queréis estar solos, que lo que queréis
es pasar un rato agradable, bailar un poco, tomaros algo y, por qué no, conocer
gente nueva. Gente joven, como vosotros, que se reúne con los amigos, como
vosotros, que va cenar a restaurantes,
como vosotros, y que tiene ganas de pasarlo bien, como vosotros.
Imagina lo extraño que es tener que
explicar esto en la puerta de una discoteca. Imagina lo incómodo que es tener
que llamar por teléfono una semana antes para contarle a alguien que no
conoces, que el próximo sábado te apetecerá ir a bailar. Imagina que tuvieras
que hacer esto cada vez que planificas una actividad.
Además, imagina entrar en un sitio en el que todo el mundo se divierte y tener que estar –obligatoriamente-
en una sala, separado del resto, porque por alguna absurda razón que no logras
comprender, no mereces, o no puedes, o no debes, estar con los demás,
compartiendo un espacio. Quién sabe, quizá hasta en esa sala pongan otro tipo
de música, o den otro tipo de bebidas…
¿Lo imaginas?
Yo todavía estoy intentándolo…
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