domingo, 1 de junio de 2014

¿Por qué hablar con las familias sobre los derechos de sus hijos/as?


A veces, hablar sobre conceptos como "derecho" con las familias puede parecer algo alejado de su realidad, poco práctico o funcional. Consultar documentos o reflexionar sobre este tema incluso puede dar cierta pereza: Derechos.... Bfff... Eso es la teoría... A mí háblame de cosas que me sirvan en la vida diaria, no quiero discursos...

De alguna manera, no ven la utilidad de temas como estos que, les parece, no les solucionan problemas de su vida diaria. Pero existen varias razones por las que es importante trabajar con las familias acerca de los derechos de sus hijos/as...

(1) Primero, y aunque suene obvio, para que sean conscientes. Porque muchas de ellas, en seguida, se (mal) convencen de que sus hijos son menos, merecen menos, que el resto. Y esto ocurre a fuerza de que su contexto les niegue cosas que para los niños sin discapacidad son cotidianas. 
(2) Para protegerlas de ese sentimiento de indefensión que les genera una sociedad poco capacitada para aceptar, valorar y convivir con la diversidad. Para tener una meta clara por la que luchar y trabajar. Para evitar que sucedan cosas como: la apunté a natación y me dijeron que no podía ir, que no tenían gente preparada para trabajar con niños con síndrome de Down. Yo solo quería que lo pasara bien en el agua con otros niños. 
(3) Para convencerlos de que no pueden negar a sus hijos la oportunidad de experimentar y vivir situaciones, actividades, momentos y experiencias variadas. Para que sepan que pueden reclamar, pedir ayuda, movilizar y cambiar paradigmas en las escuelas y en la sociedad entera. Para evitar, de nuevo, situaciones como: a mi hijo le encanta el tenis, pero no he encontrado ningún entrenador preparado para enseñarle como necesita. En seguida le gritan pensando que está distraído. No comprenden que tiene autismo...  
(4) Porque no podemos permitir que las familias tengan la sensación de estar, y vivir, siempre de prestado. En sitios, escuelas, barrios, actividades, entornos... que, en el fondo, no les pertenecen y que el resto de población (“normal"), amablemente, les cedemos por un momento. Para que sepan que es tan suyo como del resto y que si su hijo necesita más apoyos, habrá que dárselos.  
(5) También porque hay que apoyar a las familias para que se sientan cómodas, satisfechas, orgullosas, viviendo la discapacidad. Para que sepan defender el valor de una vida diferente, de un modo de funcionar diferente (quizá más lento, quizá más complejo, quizá más costoso...) pero igual de válido. Para que no piensen y sientan constantemente que tienen que pedir perdón por existir. Perdón porque mi hijo grita en el cine, perdón porque hace mucho ruido, perdón por pedir que tengan un apoyo en el cole, perdón por tener que ser más paciente con él, perdón porque habla un poco más despacio...

Finalmente, para que nunca más nos tenga que decir una madre: me siento aliviada de que me hables de los derechos de mi hijo, porque hubo un punto en el que vivíamos casi escondiéndonos, para no molestar... Y ahora sé que es eso por lo que tengo que luchar...

Por eso es tan importante hablar de los derechos con las familias. 
Tan importante.

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