Se habla mucho del cambio de un modelo
rehabilitador, individualista, a un modelo social. Pero, a pesar de que
teóricamente esta evolución en el modelo de la discapacidad está ampliamente
aceptada, no ocurre lo mismo a pie de calle... Así que trataré de explicar, de
manera sencilla, algunas de las ideas que implica pasar de un modelo a otro...
Urge cambiar de mentalidad, no hay
que enseñar a las personas con discapacidad a integrarse en la sociedad. Hay
que enseñar a la sociedad a tolerar,
apoyar, comprender, valorar y aceptar a las personas con discapacidad. Y a las
personas con discapacidad, como al resto, apoyarles para que desarrollen al
máximo sus cualidades. Pero no para que puedan "integrarse", sino para que tengan
calidad de vida, como todos. No para adaptarse a una sociedad que, con
frecuencia, es injusta, complicada, cruel, deficitaria... si no para ser
felices. Y, de paso, cambiar esa sociedad en la que están.
No es que yo, persona con todas mis
capacidades al máximo (supuestamente) sea generosa y te permita entrar a tí
-persona con discapacidad- y participar
de mi sociedad. Es que las personas con discapacidad son tan dueñas de la
sociedad como el resto. Y si esa sociedad no está preparada para la
discapacidad, entonces habrá que modificarla.
Las personas con discapacidad, como
todas, aprenden. Las personas con discapacidad, como todas, tienen
limitaciones. Limitaciones que no se curan, que no desaparecen con el tiempo
(algunas) y que, incluso, se hacen más severas con el paso de los años. Pero
las personas con discapacidad también se encuentran con obstáculos en sus vidas
que no deberían. Se encuentran con barreras que dificultan su aprendizaje y
desarrollo, ya de por sí complejo. Barreras físicas, cognitivas, sociales, etc.
Barreras que, demostradísimo está aunque muchos no lo crean, son más
"discapacitantes" que la propia discapacidad inherente a la persona.
Sin embargo seguimos cometiendo el error de atribuir todos los fracasos e
"inadaptaciones" de las personas a su "síndrome, deterioro, incapacidad
cognitiva, conducta desadaptativa…” Y seguimos repitiendo una y mil veces: No aprende porque tiene discapacidad intelectual, no me atiende porque es
hiperactivo, no se adapta a la sociedad porque es autista... Como si, a
fuerza de repetirlo, esa discapacidad intelectual, esa hiperactividad, ese
síndrome, fuera a desaparecer y, así, allanarnos el camino.
No podemos esconder, curar, disfrazar,
eliminar, obviar, la discapacidad. Sí podemos apoyar a la persona a desarrollar
habilidades (funcionales) que le sirvan para manejarse en igualdad de
condiciones que el resto, en su vida diaria. Pero no se trata de convertir a las
personas con discapacidad en superhéroes/heroínas capaces de combatir contra
una sociedad mal hecha. Se trata de adaptar el contexto a la diversidad
inevitable de los seres que forman parte de ella. Y se trata de aceptar que sí,
que hay personas con discapacidad, que tienen "fallos", personas que
son lentas, que no saben leer, que no comprenden mensajes complejos, que
necesitan apoyos para muchas de las actividades de su vida diaria, que son
frágiles, que se mueven con torpeza y más despacio, que no son (tan)
productivas como muchos otros, que no están hechas para la competitividad
extrema... Y de aceptar que sí, que con todo ello, son personas igual que el
resto, sin que su discapacidad les robe una pizca de dignidad, derechos, y
humanidad. Y que sí, las personas con
discapacidad también tienen cualidades maravillosas que, en muchos casos, se
quedan sin descubrir por la torpeza de los que nos creemos más listos y más
válidos.
Lo que no puede ser es que ante la
discapacidad - y ante una sociedad que tiene mucho por mejorar - pensemos mala suerte, no vamos a cambiar todo por que existan discapacitados,
tendrán que aceptar lo que les ha tocado. Cierto es que tendrán que aceptar la
discapacidad, pero ¿cómo no cambiar algo que no funciona, aunque sea por el bien de una sola persona? ¿Cómo no vamos a cambiar una sociedad preparada únicamente para
los más capaces, los más rápidos, los más formados, los más inteligentes, los
más avanzados, los más ricos…? Realmente, si uno lo piensa bien, esa es una
sociedad bastante “discapacitada”…
Hasta que no veamos a las personas con
discapacidad como seres humanos exactamente igual que el resto (exactamente
igual que nosotros mismos), en cuanto a dignidad, no lograremos hacer que el
modelo social -tan alabado teóricamente- pase de ser un deseo sobre el papel a
una realidad. Y es una pena porque, mientras tanto, muchas personas no viven la vida que merecen...
Autores de las fotografías (INICO, concurso de Fotografía Digital):
Foto 1: Manuel López
Foto 2: Natalia Casado
Foto 3: Javier Arcenillas
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