martes, 13 de noviembre de 2012

Utopías ayer, realidades hoy


Extractos del libro Asistencia y educación del subnormal, de C.H. Hallas (1972)
 En un periplo a través de medio mundo para observar lo que ocurre con la asistencia al subnormal, he aprendido que lo realmente importante y práctico para su cuidado es la higiene, el amor y la dedicación; por ello son necesarios centros en los que se trabaje con los niños, estimulándoles con el fin de dotarles de un mínimo de conocimiento que hagan su vida más fácil y agradable, y su cuidado más cómodo y llevadero.
No existe tratamiento alguno que convierta al subnormal en una persona capaz de competir en igualdad de condiciones con el resto de la población (…) Debe recordarse que, de un retrasado mental, no puede esperarse la perfección de una mente normal, sino un simple perfeccionamiento de sus limitadas posibilidades. No debe esperarse ni demasiado ni muy poco. Hoy en día, se acepta que la mayoría de casos de subnormalidad pueden mejorar, aunque a menudo esta mejora se limite a la higiene personal del enfermo (teniendo en cuenta su predisposición a ser poco limpios) y a conseguir evitar las tendencias destructoras y peligrosas. En muchos casos, si el diagnóstico es precoz, el paciente puede llegar a curar.
Es importante recordar que todo retrasado mental, cualquiera que sea su edad, es en realidad, un niño.

Supongo que al primero que cuestionó alguna de estas ideas, lo tacharían de utópico y poco realista.

Quizá dentro de un tiempo, ideas actuales como la inclusión, la autodeterminación, los derechos, el empowerment, etc. sean observadas con la misma curiosidad con la que hoy leemos párrafos como los citados.


Que cada uno saque las conclusiones que quiera. 

1 comentario:

  1. Creo que la esperanza acompaña al sueño desde su concepción y sí este se materializa, supone ser el germen de nuevos sueños.

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