En varios posts hemos hablado sobre
el derecho de la persona con discapacidad a defender sus preferencias, a contar
con oportunidades para tomar decisiones y realizar elecciones… También sobre la
autogestión, la necesidad de vivir de acuerdo a motivaciones internas
personales y a asumir el control sobre la propia vida.
Sin embargo, no hay que olvidar la
otra cara de la autodeterminación.
Los niños con discapacidad, igual
que los demás, necesitan límites en sus conductas y comportamientos. Necesitan
comprender que no siempre van a conseguir aquello que desean; necesitan
aprender a adaptarse (que no resignarse) a las circunstancias y contextos que
les toque vivir. Deben desarrollar tolerancia
a la frustración. Es vital que conozcan, comprendan y acepten sus limitaciones,
algunas de ellas difícilmente salvables… Deben experimentar, como hacemos
todos, el fracaso e identificar el valor educativo del mismo.
Las familias, por su parte, tienen
el papel de ayudarles a conocerse mejor y enseñarles a convivir con la
discapacidad, sin dejar obsesionarse por ella. No pueden permitir que las
dificultades se conviertan en una excusa
para no esforzarse, someter a los demás o huir del fracaso. Dejar de lado la
sobreprotección y evitar crear niños tiranos o dictadores que constantemente
manipulen, ordenen y dirijan la vida familiar, sometiendo al resto a sus deseos
y caprichos.
Autodeterminación
no es conseguir todo lo que uno quiere o le apetece, ni siquiera es tener éxito
siempre en todo aquello que uno se propone…
Autodeterminación,
a veces, es aceptar lo que a uno le ha tocado y sacar el mejor provecho de ello
en nuestra vida diaria.
muy sensato todo
ResponderEliminarenhorabuena
Thank you, Sir.
ResponderEliminarGracias Araceli por tus reflexiones . Comparto plenamente contigo , hay veces que los padres o los entornos de las personas con discapacidad en su afan de "minimizar"desajustan la realidad y eso no beneficia a la persona en la construcción de su identidad.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo Alicia,
ResponderEliminarcomo en muchas ocasiones, lo mejor es el equilibrio. Una visión positiva pero realista. un abrazo!