Con motivo del 8 de marzo de 2016, Día Internacional de la Mujer
El post de hoy
es un poco diferente. No está basado en ninguna evidencia científica ni teoría
sino simplemente en experiencias concretas, personales, que no tienen por qué
parecerse a las del resto. Por eso, nada de lo que hoy escribo es extensible ni
pretende convertirse en una norma general.
Quería hablar
de las mujeres. De historias de mujeres y discapacidad.
Soy
psicopedagoga. Durante la carrera, mis clases estaban formadas casi
exclusivamente por chicas. Dos compañeros varones, tuve. Eran, y se sentían, en
clara minoría. La educación y el cuidado de los demás parecían “cosa de
chicas”…
Hice un
doctorado en educación. Mis compañeras, nuevamente, mujeres. Mi directora de
tesis, mujer. Las profesionales que colaboraron en mi investigación,
trabajadoras de centros de educación especial y asociaciones, mujeres. Conté
con una muestra para mi estudio de 200 personas. Un 80% mujeres, madres de
personas con discapacidad intelectual. De esos 200 participantes, 50 accedieron
a mantener una entrevista en profundidad. ¿Adivináis? 47 fueron mujeres.
Cuando voy a
charlas, congresos, cursos de formación o seminarios sobre educación y
discapacidad, con frecuencia las salas están mayoritariamente llenas de
mujeres: profesionales, investigadoras, profesoras de universidad, maestras de
colegios, pedagogas, terapeutas, madres. Con frecuencia también, las
conferencias plenarias las imparten hombres.
Trabajé en una
asociación para personas con discapacidad intelectual y he sido voluntaria
durante un tiempo. Y sí, había hombres… Pero seguían siendo pocos y siempre eran bienvenidos: Tienen más fuerza, nos viene bien la visión de un
hombre, empatiza más con los alumnos, nos ayuda con los chicos y los cambios,
los baños, etc.
Tengo la suerte
de haber conocido por las redes sociales a multitud de gente comprometida
con la discapacidad, con la que comparto experiencias y vivencias. Muchas son
mujeres. Profesionales o madres de personas con discapacidad. Mujeres, mujeres
y mujeres. Mujeres que comparten su historia, que hacen fotos, que publican
materiales, que enseñan a los demás, que pelean y se rebelan contra las injusticias, que se apoyan unas a otras, que están
orgullosas de sus hijos y que viven la diversidad (sus sombras y sus luces) con
intensidad.
Casualidades de
la vida, tengo una tía con discapacidad intelectual. Casualidades de la vida,
tiene 3 hermanas. Paradójicamente, mi abuelo suspiraba por tener un hijo varón.
Gracias,
mujeres. Dejo constancia de vuestra (nuestra) gran labor.
Nosotras
también somos historia.
Fotografía: SALVADOR ARELLANO |
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