Muchas familias con hijos con discapacidad intelectual viven
en el continuo dilema: autonomía vs protección. La mayoría de padres y madres desean que sus
hijos sean autónomos e independientes pero no saben cómo
apoyarlos para eso. Al trabajar con las familias, muchas veces los profesionales
aportan técnicas, estrategias, herramientas que simplemente trasladan desde su contexto y experiencia formal (escolar o terapéutica) al ámbito del hogar. Pero este
“traspaso” artificial no funciona: las técnicas no encajan en sus dinámicas y
rutinas familiares, no convencen a los padres, no representan su visión sobre
la calidad de vida para su hijo, no logran hacerlas suyas…
Esto sucede muchas veces porque simplemente nos quedamos en
el nivel de las “técnicas”, de las normas, de las reglas, de los “debería”…
pero no nos preocupamos por conocer a fondo la realidad familiar. Se aportan a las familias recetas que,
ciertamente funcionan en determinados ambientes, pero que no son propias de un
contexto informal. No tenemos suficientemente en cuenta que las relaciones
entre los miembros de la familia no son las mismas que entre
alumnos-profesores, pacientes-terapeutas; tampoco los son las dinámicas, los
tiempos, las prioridades, las vivencias, normas de funcionamiento y
organización, etc. El universo familiar no es, ni debería ser, una copia de un contexto
formal. Por eso, más allá de “listados” sobre estrategias determinadas, es
importante plantear la intervención y el
apoyo a los padres y madres desde un punto de vista global: atendiendo a sus
creencias, afectos y conductas. Hay que intentar, de verdad, comprender el mundo familiar para así ajustar los apoyos a su realidad concreta y única.
Concretamente, para trabajar la autodeterminación con los padres y
madres puede servir la siguiente propuesta…
Objetivo
Analizar decisiones diarias que los padres realizan
sobre la vida de sus hijos, detectar posibles incoherencias o discrepancias
entre lo que creen, lo que sienten y lo que hacen, y buscar soluciones a dudas
en cualquiera de los tres elementos (no tengo información, no se cómo me
siento, no se cómo actuar…).
Procedimiento
(1) Presentar diferentes situaciones que tengan que ver con elecciones,
decisiones, autonomía, autoconocimiento, etc.
Por ejemplo, un padre pide un cambio de clase para su hija con discapacidad porque se entera de que tiene un novio. Dice que le da miedo y que prefiere separarla de este chico (al no estar en su misma clase ya no se ven).
(2) Guiar la discusión y reflexión en grupo sobre las situaciones desde
cada plano (creencias, emociones, conducta).
¿Qué creencias, información, ideas… guiaron la conducta de este padre? ¿Qué ideas mantiene este padre respecto a la vida sentimental de su hija? ¿Cuáles son los sentimientos y emociones que generó en él esta situación? ¿Cuáles fueron sus miedos concretos? ¿Existen emociones contradictorias? (por ejemplo, querer una vida sentimental sana para su hija y el miedo a que no sepa cómo gestionar su sexualidad…) ¿Cuál fue su comportamiento? ¿Cómo resolvió, en la “práctica” esta situación? (Pedir un cambio de clase)
(3) Reflejar lo trabajado de manera gráfica
Por ejemplo, colocar con post its las ideas en las diferentes partes de una imagen: cabeza, corazón y mano.(4) Buscar mejores soluciones
¿Podría actuar de un modo más coherente con mis creencias? ¿Puedo modificar mis emociones respecto a una situación concreta? ¿Se corresponden mis sentimientos con la información real que tengo? ¿He actuado de acuerdo a mis principios o valores? ¿Me faltan estrategias para actuar de modo correcto?
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Participa y escribe tu comentario