Dicen que los padres de niños/personas con
discapacidad, a menudo, son susceptibles. Que en seguida piensan que no se les
mira igual. Dicen que, con frecuencia, también son desconfiados. Que suelen ver
la vida en negativo, que no esperan nada bueno de los demás. Dicen que, a
veces, ese comportamiento se debe a que viven frustrados. Quizá no hayan
aceptado del todo la discapacidad. Quizá estén buscando una “cura” que nunca
llega. También dicen que algunos de estos padres viven obsesionados con el
tema. Siempre hablan de lo mismo, siempre se quejan de las mismas cosas,
siempre tienen la “discapacidad” en la boca. Las explicaciones son variadas: no
lo han superado, han hipotecado su vida, no son capaces de pasar página, no se
centran en lo importante, no ven más allá, les aterroriza el futuro…
Dicen que, por todo ello, es cansado estar con estos
padres. Por eso, no es raro que se queden cada vez más solos. Dicen que ya no
escuchan al resto, que se empeñan en cosas que es imposible que sucedan, que
luchan contra la naturaleza, que no se resignan, que no son capaces de afrontar
la realidad, que son demasiado exigentes, que echan la culpa a los demás de lo
que les sucede, que siempre se están quejando, que actúan como si fueran
héroes…
Dicen estas y otras muchas cosas más.
***
No dicen que los padres de niños/personas
con discapacidad han intentado ser positivos y trasmitir una realidad
diferente. No dicen que, con frecuencia, han tenido que escuchar comentarios como
qué pena, lo que os ha tocado, o piensa que hay cosas peores. No dicen cuántas
veces estos padres han visto cómo los demás miraban de reojo a sus hijos, sin
atreverse siquiera a cruzar con ellos una palabra. No dicen que, aunque sus
hijos son muchas cosas, casi todos les preguntan por lo mismo: qué le pasa, qué
le sucede, desde cuándo es así, qué futuro tendrá… No dicen que estos padres,
como todos, quieren vivir su vida, pero que para ello tienen que superar
obstáculos que a los demás ni se nos ocurren. Su hijo no puede estar en este
centro, la actividad a la que lo quiere apuntar no es para niños con
discapacidad, tenerlo en nuestra clase hace que los demás no aprendan, no puedo
ofrecerle nada más para su hijo, no sabemos por qué se comporta así, no puede
entrar en este sitio hasta que no se comporte, no se cómo comunicarme con él…
No dicen que estos padres eran como
cualquiera de nosotros hasta que, sin haberlo pedido, la discapacidad llegó a
sus vidas. No dicen que son ellos quienes, con su trabajo, están cambiando el
mundo. No dicen que ese mundo que intentan lograr, más inclusivo y justo, no será
mejor solo para sus hijos. No dicen que todos sus esfuerzos, esos que tanto
molestan, servirán para conseguir un mundo mejor para todos. No dicen que,
aunque sea incómodo reconocerlo, estos padres con frecuencia tienen razón
cuando desconfían, cuando se quejan, cuando se frustran.
No dicen que, en realidad, lo que nos da
miedo es dejarlos solos por no saber cómo apoyarles.
No dicen que si tuviéramos que pensar en
todo esto, nos sentiríamos muy culpables por no compartir su lucha…
Gracias por este blog, es una realidad para los padres que tenemos un hijo discapacitado, espacios como este reafirman nuestro deseo de luchar por un lugar mejor para nuestros hijos, nuestros motores
ResponderEliminarQué bien reflejas, Araceli, nuestro sentimiento, a veces frustrado, y siempre mirando adelante. Yo creo que los héroes son ellos, ellos son los que día a día se enfrentan a un mundo que no está pensado para ellos, y a unas mentes obtusas, muchas veces.
ResponderEliminarGracias
Simplemente gracias.
ResponderEliminarYo hace tiempo que pienso que sois como superhéroes, ni mires al resto, no te justifiques NUNCA, lo haces fenomenal, y es así porque sólo quieres lo mejor para tu hijo pero con el doble de trabajo o más. Ánimo, campeones, seguid así, luchando, merecéis mi reconocimiento y el de los demás :*
ResponderEliminar